lunes, 19 de mayo de 2008

La guerra continúa

Thursday 13

Hoy directamente algunos quedamos a las 8h45 para ir andando a la universidad. Pasando de hacer cola para que luego nos pegue el palo el busman.

En Maxwell empezamos a cogerle gustito al desayuno. Especialmente aquellos que se decantan por la tostada de queso. No se sabe muy bien cómo la hacen ni por qué está tan buena... pero es rutina. Para variar, hay una cola interminable para pedir cafés, zumos y leche. ¡Cada día parece más larga! ¿Es que acaso los cantineros ingleses no conocen la celeridad? Cómo se nota que son tranquilos. Cada vaso de leche con chocolate lo elaboraban como si fuera el último de sus vidas. Que si la canelita por encima, la tapita en el vaso... ¡me ponían negra!

A las 10h llegamos a la universidad. Algunos de los ingleses y finlandeses salieron el día anterior y no pararon de repetir la palabra hangover en toda la mañana. No se sabe que **** pasó esa noche... pero desde entonces... congeniaron entre sí. ¡españoles marginados!

A las 15h30 empiezan las presentaciones, perdón, más bien debería decir las eternas e interminables presentaciones:
Nuestra presentación es breve, pero intensa. Vale sí, demasiado corta, quizá. Unas cuantas fotos de Castellón y Valencia, unas cuantas risas, unas pocas preguntas... Punto.
Lo que nosotros no sabíamos es lo que nos venía después... la presentación de los finlandeses no fue exactamente una mera presentación...no. No. Aquello era un auténtico análisis turístico-social-económico-político-cultural de Tampere y del país de Finlandia en general, que tuvo una duración de unas 2 horas (con sus respectivos breaks tras cada presentación).


Al menos algunos a partir de la 3ª presentación nos pusimos las botas con los bombones que trajeron de Finlandia (que aparecían misteriosamente debajo de los otros) y probamos la auténtica carne de reno (sí, ese animal que nunca hemos visto. El de Papá Noel). Bastante parecida a la mojama, por cierto. Aquí nos dimos cuenta de que el refrán tiene razón: lo poco gusta, lo mucho cansa.

Necesitamos electricidad para sobrevivir, especialmente para nuestros móviles y las cámaras de fotos. Es algo difícil de conseguir en este país, ya que, entre otras cosas como el coche, conducir y los enchufes son al revés de Europa (y el mundo en general). De modo que Neus la electricista idea una curiosa artimaña nada peligrosa para poder usarlo.

Esa noche estamos en nuestra casa la mayoría de los españoles. Conocemos a Sebastian, el francés que vive con Adrián, Joan y Rubén (AKA. Osito de peluche, para Cris).


Tras varios días llevando una relación con los vecinos a base de notitas pegadas en la little window que hay en el comedor, al final, esa misma noche se dignan a venir (bueno, en realidad necesitaban tabaco y yo se lo proporcioné).

También conocimos a un amigo de Gema (muy majo por cierto) y a los gilipollas (2) que venían con él; lo que ese día no nos parecieron tan gilipollas.

Como mucho nos quedamos hasta las 2 am. Como mucho, que mañana tenemos que madrugar’ (eso decíamos, ilusos, al principio de la noche).

Después, tras beber mucha sidra inglesa (alguna con saber a pies) decidimos salir por Manchester. Al salir a la puerta de Castle Irwell para coger un taxi, Bea Martín nos informa a Mónica y a mi de que ha perdido la llave. “No la encuentro” (lo dice mientras la busca en el bolso). Nosotras le decimos que la busque bien, que si no estaba ahí que estaría en casa. “¡La he cogido seguro!” –nos decía-. Pero nada.

Dentro del taxi, vamos con uno de los gilipollas. Cris les dijo que era de Cuenca y es cuando se me ocurre la genial idea de pensar en voz alta y decir: sí, es de Cuenca; es cuenquina.

Al llegar a Manchester, vamos a la discoteca Tiger tiger. Fiesta erasmus: noche latina. Ni hecho aposta. Esa noche cada uno la vivió de distinta manera:

Por ejemplo, Mónica se pierde y empieza a beber vasos de agua (muy fresquitos por cierto) totalmente gratis. Ya se encuentra mejor, según dice. A los 10 minutos nos enteramos de que se ha ido en taxi a casa

Obsérvese detenidamente el cubata en mano de Mónica. Sustancia líquida transparente, por lo que podemos deducir que es agua. (DATO quizá relevante: última foto en la que aparece 2.36 a.m.)

Otros, como Rubén y Aloma, entre otros, lo pasaron bien mientras veían cómo un hombre muy pesado (apodado posteriormente como ‘El panchito’) no paraba de hablarme. Al final recibió su merecido: Laura Mazarío (según dicen) le pegó una patada semi-voladora.


Cris no se sabe muy bien está subida a galligotas de Rubén en algunos momentos de la noche.

Bea Salom y Gema (o gemon para quien lo prefiera) se lo pasaron bien. Ellas saben por qué :)

La mayoría bailaba alguna canción cutre (la bamba y cosas de ese rollo) y otros fuimos a la ‘fiesta de la espuma’ (si es que se le puede llamar así, aunque resultó ser no tan espumosa). Bea era la única que quería ir; nosotros en realidad no (pero sí que entramos).

Volvemos en taxi (mucho) más tarde de lo previsto: 4h30 a.m. en Castle Irwell. Ha sido una gran noche a pesar de todo.

Y la que nos espera mañana...